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La monja que enseñó la Biblia al Papa León XIV cuenta su mayor sorpresa al descubrir lo que pasaba en Perú


Captura: WLUK TV
Captura: WLUK TV

FOND DU LAC, Wisconsin — A veces, los caminos de la historia se entrecruzan de forma inesperada. Así le ocurrió a la Hermana Dianne Bergant, una religiosa que por décadas enseñó las Sagradas Escrituras en el Catholic Theological Union (CTU) de Chicago, y que nunca imaginó que uno de sus alumnos llegaría a convertirse en el Papa. Mucho menos, que pasaría parte de su ministerio sacerdotal en el Perú.

La elección del Papa León XIV —nacido Robert “Bob” Prevost— tomó por sorpresa a millones de fieles alrededor del mundo. Pero para la Hermana Bergant, fue algo aún más personal. Ella no solo lo conocía, sino que había sido su profesora de los años 1978 al 1980. En entrevista con FOX 11 News, desde su actual residencia en Fond du Lac, Wisconsin, la Hermana Dianne compartió conmovida sus recuerdos.

“Yo sabía que era un buen estudiante, muy serio. Pero nunca piensas que uno de tus alumnos va a llegar a ser Papa”, dijo con una mezcla de orgullo e incredulidad. “Cuando escuché que había sido elegido, fue una emoción tan abrumadora que no puedo describirla”.


Una vida discreta y dedicada

Prevost fue alumno de la Hermana Bergant durante sus años de formación teológica con los Agustinos. En aquella época, muchos religiosos de distintas comunidades asistían al CTU, donde el espíritu de comunidad era fuerte. “Estudiábamos juntos, rezábamos juntos, celebrábamos juntos. Si alguien no participaba, uno lo notaba. Pero él sí era parte de todo eso. Era muy discreto, pero siempre presente”, recordó.

La Hermana lo tuvo como alumno en los cursos de Introducción al Antiguo Testamento y en el Pentateuco. Aun hoy, conserva los registros de sus clases. “Nunca tiré una sola hoja. Tengo las calificaciones de todos los estudiantes en 45 años. Y puedo decir que él fue un muy buen estudiante. Responsable, puntual, confiable”.


El gran asombro: Perú

Pero hubo un detalle que la sorprendió profundamente: “Lo que me llamó la atención es que él se fue a las misiones en Perú. Los Agustinos no son una comunidad misionera como los Maryknoll o los del Verbo Divino. Tienen misiones, sí, pero no es su carisma principal”, explicó.

De todos los agustinos que pasaron por su aula, no recuerda otro que haya pedido ir a una misión en el extranjero. “No sé si él pidió ir o si lo enviaron. Pero me sorprendió que estuviera en Perú. No lo supe hasta muchos años después”.

Ese detalle, que pasó desapercibido en su momento, cobró un nuevo sentido al verlo emerger como líder de la Iglesia. “Quizá esa experiencia en Perú marcó su vida más de lo que imaginamos”, reflexiona ahora.


Un reencuentro fugaz

La última vez que la Hermana Dianne lo vio, fue hace aproximadamente una década, en la ordenación de otro agustino en Chicago. Al final de la misa, evitó la multitud saliendo por un pasillo lateral. Fue entonces que se cruzó con tres hombres: el nuevo sacerdote, otro religioso y, al final, Robert Prevost.

“Le di un gran abrazo al joven ordenado. Luego saludé al segundo. Y cuando vi a Bob… fue muy emotivo. Fue un momento corto, pero muy especial”.


Una historia para la eternidad

Hoy, con la elección de León XIV, los recuerdos se vuelven aún más vívidos. “Yo enseñé al Papa a entender la Biblia”, dice casi en tono de asombro. “Eso no es algo que uno espera vivir en esta vida”.

Desde su rincón en Wisconsin, la Hermana Bergant observa con humildad y alegría cómo su antiguo alumno asume una de las responsabilidades más grandes del mundo. Su historia es un testimonio del impacto duradero de los maestros, de los caminos inesperados de la vocación y de cómo un joven silencioso que una vez estudió en Chicago y sirvió como misionero en Perú, pudo llegar a ser Papa.


Si quieres ver el testimonio completo aquí compartimos la entrevista completa






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